domingo, marzo 05, 2006

Todas las flores de mi corazon para Gladys


Todas las flores de mi corazón para Gladys

No recuerdo bien como, se que tenia el pelo mas largo y una revuelta incendiaria en el centro de mis labios, cuando todo rabioso y casi sin argumentos, defendía sus causas, y levantaba banderitas escolares, leyendo Rayuela y haciendo de su voz la canción para mis tardes en que soñaba llenar de molotov el cielo y escribir con rallas de anarquías románticas las murallas sin gracia de todo lo que nos fascinaba odiar porque era injusto, y lo injusto era la poesia reivindicatoria de esos años, para vernos mas niños terribles llenos de discursos romanticos, y ame a Cuba entera, y cante a Víctor, y compraba el siglo en mis tardes escolares para que mi profesora fascista de historia me odiara con mis maravillosos argumentos de la desigualdad, el poder, y la violencia. Y me sabía todas las causas y las luchas, y celebre las querellas y cada una de las justas prisiones simbólicas de los criminales envejecidos por la derrota. Aprendí tanto de sus rabias, sus sonrisas, era un fans adolescente de su amor enrarecido, de sus creencias simbólicas, de sus marchas en que la seguíamos como si fuera su recuerdo el que nos duele ahora por todo el cuerpo / país. Y no entendíamos como se iba tan pronto, era una trágica tarde sin sol, en que miles de flores y banderitas la despedían, yo fui los tres dias, con amigos, novios, mis hermanas, fui a despedirla despacito, como no queriendo saber la noticia, y veía como miles de gritos y canciones en su nombre iban formando la corona de su muerte como el ultimo gesto de amor; como la memoria irresistible, como querer llevar su bandera de Gladys, como la primera mujer que nos enseño a ser rebeldes en este país, como el recuerdo de las desapariciones, las minorías, las distintas fronteras que tu abrazaste generosamente en tus años de lucha. Por eso recuerdo su funeral hace un año, como un festival de fronteras y diversidades cruzadas, enamoradas, rozándose unas a otras las banderitas rojas con los arco iris, con las furias indígenas, con las letras obreras, con los niños de amaranto, y el venceremos, y nos dolía tanto perderla. Yo recordaba la primera vez que me atreví a hablarle, llevaba mi librito Relamido bajo el brazo, Lemebel presentaba su libro biográfico, y yo tímido le regale mi librito que imagino olvidado en algun rincon de su bibloteca y ella generosa estampo sus letras como dedicatoria, hubo una fotografía, y alguna otra vez la vi sonreír en la casa de Pedro, yo sin poder alcanzar a penas, el mito revolucionario, de la Gladys de las protestas y de mis historia de revolución pendeja, con el amor tierno de su mirada cómplice. Por eso fue lindo, que después de un año, ver como todavía duele su recuerdo, porque este país te debe tanto, y te extraña tanto, y le duele tanto no poder verte de protagonista en las marchas por todas las causas posibles que tu nos enseñaste a querer y a defender, por eso te debemos una vida entera Gladys, y ayer ver un memorial con tu nombre como el pequeño homenaje de su pueblo, y escuchar la hermosa carta de Pedro, con su voz entrecortada, y ver miles de rostros cómplices, de gente que le dice compañera y que la espera cariñosa en la imagineria de no entender su ausencia. Por eso también, hoy quize acompañar esa causa, y volver a ver su nombre en banderas, y miles de claveles rojos en su memoria, una flor para Gladys, y muchas flores le debemos, quizás una primavera entera, por la rebeldía de su corazón generoso. Dos claveles rojos, apenas le deje, en medio de los otros miles de claveles rojos, fue mi forma de decir gracias, por la eterna revolución de su nombre. Y ahora, que veo incendiarse el Diego Portales (esa moneda de la Dictadura), donde todavía deben quedar algunas farsas militares haciendo un gobierno inventado, pienso en su muerte, como esa imagen apocalíptica, del Diego Portales en llamas, como si todo esto fuera el final de su hermosa novela revolucionaria... (“la ciudad se derrumba y yo cantando, la gente que me odia y que me quiere”)