viernes, marzo 31, 2006

Montage. 01


kere rock y glam en mi corazon.
las amo a ellos. ^^

miércoles, marzo 29, 2006

Extrañas militancias

viernes, marzo 24, 2006

Buscando trabajo: La histérica audición de una loca desgastada



Necesitaba trabajar, en lo que sea, lo reconocia medio sensual en los círculos oficiales de la minoría, que utiliza mi lenguaje, con cierta intención sexualizada que me permite entrar en esos campos laborales, del arco iris, del supuesto niñito bronceado, de la fantasia del cuerpo joven, que como presa fácil, les penetra la alegría a esas dueñas de boliches gays, que con el gancho del dinero, pretenden financiarnos las noches, y las estéticas caras de la peluquería mas ropa, que nos hace mirar con vergüenza, los ofrecimientos celestiales de la tropa gay power, del adulto mayor, que quiere con ganas a esta fila de pendejos cesantes, que mas allá de ser compañeros de deseo, son compañeros de sus camas solteronas, a la hora de establecer vinculos laborales.

Y no es que esto me moleste, al contrario, me veo viejito, dándole trabajos sensuales a chicos lindos a cambio de sonrisas y dinero, y felicidad, y libre consumo, el problema es la discusión de géneros y trafico de esto, (o los contratos sociales como dicen mis amigos viejos) que mas allá de la solidaridad de la loca vieja con la loca jovenzuela, es la comercialización, exportación, y denigración que a costa de sus miradas pasivas y babosas hacen ofrecerles a los niños nuevos, cualquier recompensa a cambio de sus besos desesperados por financiar sus noches de terciopelo y candor gay. Y es la solidaridad lo que jamás existió en sus diabéticos años de dueña de boliche, que quiere a costa de su vaselina inutilizada, el cuerpo juvenil, de los que confundidos y miedosos del “sin experiencia”, deben recorrer semi obligados el cuerpo “sin experiencia” también, de la loca desgastada por el amor ingrato de esos años.

Mande mi currículo, con la foto, yo todo esperanzado por el dato de mi amigo, que me asegura que era todo normal, que era simple, que eran garzones para un local nuevo. Me llamaron, acordamos la cita, me vestí de hardkorito gay, trate de esconder mi pelo y puse cara de gay lógico, así como que no se nada pero me encanta Madonna, y voy al Bunker tb. Estaba como incomodo, imaginaba una cosa gay con histeria, pero fue relativamente normal. El local, estaba casi terminado, era lindo, bueno nada sorprendente, muy de eestilo Bellavista gay, entre Sta. filomena y Bombero Núñez. Era una especie de living, con sillones grandes, un escenario de cortinas doradas, una cosa media Miami gay, pero que en realidad según ellos, buscaba una estética celta, haciendo alusión al nombre del local.

Estaban los 2 dueños, y el administrador, me hicieron pasar arriba, entre las mesitas del bar, unas fotos de chicos con faldas escocesas, mostraban caricias y gestos románticos, unas espadas ridículas, y esos candelabros de bautizos de clase media. El señor administrador, era medio chinesco, era el menos loca símbolo del grupo, me contó de que se trataba, no necesitan garzones sino “anfitriones” me recalco, o sea no solo querían un chico que sirviera en las mesas, sino un chico que se “sirviera” en la mesa, que sirviera su cuerpo, el deseo, la rabia a los clientes morbosos, que bajo la generosidad de la propina, harían feliz al chico gay jovenzuelo para financiar un pedacito de su desgastado corazón.

Y puede ser que la demanda, el abuso, el poder, el libre mercado del cuerpo, yo lo conocía por los libros infinitos de mis experimentalismo Queer, cuando quería ser escolar poeta y revolucionario y gay, o por esas estéticas escritúrales que miraba con admiración y cariño, pero cuando pase a formar parte del porcentaje en estudio, era todo diferente, ya no era teoria sino yo era la página en blanco por escribir, y me dolían las piernas, se me apretaba el pecho, se me pegaban las rabias y las penas, de observar la violencia del neoliberalismo homosexual, que devora los gestos básicos de amor, de respeto, y por ultimo de generosidad frente a las nuevas generación de equivocados, extasiados, invertidos en el amor, desprotegidos en las miradas, discriminados en las formas, excluidos en las legalidades.

No existe ninguna violencia mas grande que la de marcar territorios a partir del poder sobre un cuerpo, no existe otra forma de violencia mas inconsecuente y cruel que la de la minoría sexual, agrediendo para su goce, los mismos limites de tragedia que alguna vez ellos protagonizaron en sus pasados de niño, en sus pasados adolescentes. Por eso tenia rabia, rabia conmigo, rabia con el arco iris, rabia con los administradores pornográficos, rabia con las modas, rabia con la estética gay neoliberalizada, rabia con la TV y los medios que generalizan los vínculos, que exhiben la homofobía con gracia por toda la ciudad, ( “Fletitos de Talca aplastan a canal 13”..Sobre las nuevas teleseries, Las Ultimas Noticias. ) y es que de alguna manera la responsabilidad es en gran medida del contrabando cultural de los ejes homosexuales oficiales, que llegan desde los imperios capitalista a radicarse con facilidad y felicidad en los consumidores que jamás, han sido críticos frente a este libre consumo de su deseo, al libre consumo del corazón, y es ahí que me duele y me molesta tanto, enfrentar que ese conjunto histérico y colorido me pertenece de alguna manera; y entonces, yo también, debería sonreírle al consumo enfermo del cuerpo, que se fusiona en la cultura del gym, el cafecito a media tarde, el perrito con dos moños como símbolo de la eterna soledad, y el baile de las discos frotes y goce y eyaculacion precoz ( “algo tienes ke me exitas”...P. Rubio. )

Después de los requisitos del administrador, venia la audición con el dueño, una señora de 50 años de luchas pornográficas y batallas perdidas por la causa Madonna y los ideales Pet shop boys, me recibía cariñosa, y me hablaba como si fuera su sobrino lejano pero muy cercano, querían anfitriones celtas, anfitriones vikingos, de pelo largo, que usaran el uniforme de trabajo: una faldita escocesa, mas corta que las reales, ( tu usas sutien?), una boina con un pampón kitsh colgando casual por la carita de pajarito pajero fotográfico, y una polerita roja con el nombre erecto del local. Miraba el uniforme, mientras el cuestionario casi matrimonial del dueño, tenia que ver con mis gustos, con mis preferencias en la cama, con mis posiciones del amor, con mis relaciones amorosas, con mis características acrobáticas, ( tienes pareja? hace cuento? y como se llevan? y que te gusta? y que no te gusta? y tienes experiencia...en todo...? ). Yo le dije, medio avergonzado, que yo buscaba algo de mesero y no ser anfrition, que quería servir y no servirme, eso no se lo dije, pero lo pense. Pero a pesar, de toda el escándalo del interrogatorio de tortura rosa, la dueña pasivosa, exigía conocer la mercadería, exigía conocer “lo que voy contratar, puedo ver tus piernas?. A ver sacate el gorro, quiero ver tu pelo...ah si...no te lo amarres, eso buskamos chicos con el pelo largo, asi como tu...asi como onda vikingo...”) era la pirmera vez que mi pelo no era problema para un trabajo, me querian asi chaskon, pero tambien con el pantalon abajo, enseñandoles la geografia tragica de mis necesidades laborales.

Después me reí, después me dio rabia, después llame a una amiga, me fui, pensando en la imagen de que un conocido llegara al bar y me viera en faldita, me fui rápido, apenas soportando la recreación de la loca, diciéndome, mira si viene un cliente, te mira, así, te toca así la pierna, te pregunta esto, te pide esto, te deja esto, “si la gente viene a verte a ti, asi que no seas tímido”, ósea, además de difraz, tenia que tener personalidad de sex shop con el publico, para recibir como un gesto de semental moderno versátil y olímpico una propina por mis piernas lampiñas y trágicas al comercio de la homosexualidad chilena.

Gracias, nos vemos, hablamos, lo pensare, y lo pensé, y lo quería escribir, y da como risa ahora que pasan los días, pero igual es triste, es triste que otros niños, tengan la necesidad de exhibir sus afectos y sus carencias por las leyes laborales de la homosexualidad. Y pienso, entonces porque cuando veo a los chicos vedetos bronceados y jugosos, bailar, me da mas penita, que cachondeo express, al pensarlos después subirse a las micros, esperando que amanezca, que de alguna manera se vea mas clarito el día.

jueves, marzo 23, 2006

sex - yo


Tengo miles de hombres encima.
la noche bailable.

martes, marzo 21, 2006

Yukihiro y mi polerita

jueves, marzo 16, 2006

maquillaje







Sombra aki / sombra alla.

se perdio mi espejo, pero los vasitos tambien dan cierto reflejo.
la señora del baño me ayuda con mi pelo, mi amiga me presta el labial.
la primera noche se me corria el maquillaje, la segunda noche se me corrian otras cosas.
yo gastaba dinero en cosmetica, hasta que descubri que ese arte lo herede de mi madre.

sombra aki / sombra alla.



el que puede..puede.

miércoles, marzo 15, 2006

Dejame Terminar el cielo, Nene querido.


ese es un poema de Malu Urriola, la mejor poeta de Chile.
yo soy su fans.

= ^ . ^ =

fotolog.com/gat

martes, marzo 14, 2006

CORAZONCITO / NOCHE









CORAZONCITO / NOCHE


Así toda desnudita

Le pasa el borde del dedo

Por el corazoncito / noche


Mi boca marihuanera

Mi adicta al profiláctico

Mi reina barata, chupona


Toda láctea / para los amigos

Toda borracha / para los familiares

Toda mía / abierta / erecta

Rosadita para mis adentros

Aunque te duela / aunque te guste / aunque me llores


Toda se expande / devoradora de nicotina / hambrienta de todo lo que me sale por la cabecita / para que no me rechaces / para que no me vomites


Está de piernas abiertas, escupiendo al costado del baño público,

todo

el saliva + leche,

todo

el escupo + yo


que le chorrea por la boquita

sábado, marzo 11, 2006

Entrevista (histerica) con el editor




Señor Editor: ...cuénteme usted para ke sirve?

Niño Gato: ...para ke sirvo...?

Señor Editor: para ke es bueno...

Niño gato: a bueno...yo soy bueno....no se...soy bueno para ver debajito del agua,a veces escribo de eso,o sea escribo sin escribirlo, también soy bueno para imaginarme cosas, siempre me pienso de viaje por ejemplo, o recurro a retroceder capítulos de mi vida, algo así como revisar la biografía, claro que no la reviso entera me salto las partes difíciles, también soy buena persona, me gusta mirar a los niños guapos
en el metro, acosarlos despacito, imaginarme que son felices, y que yo no, me gusta negarme a dar el asiento a señoras con niños, por eso del feminismo, las mujeres no pueden sentirse discapacitadas por tener niños, menos en estos tiempos que todos somos mas femeninos, bueno yo también de antes,o sea, me gusta maquillarme, casi siempre horas antes de entrar a Blondie..el lugar donde voy a bailar,mi placer es maquillarme mientras un amigo, que casi siempre es mi mejor amiga Mariela me cuenta su vida, me encanta dibujarme los ojitos y armar las pestañas mientras me cuentan de amores, de nostalgias, de deseos, yo opino, y escucho atento, mirándome en mi espejito, es como si me multiplicaran las formas, también soy bueno inventando trajes, adoro las telas, a veces no las uso, pero ahí tengo miles, y felpudas, esas de mis polainas, tengo como 6 tipos de negros diferentes, algunas de pelos cortos, otras de pelos largos, soy bueno peinándome, eso si que necesito tiempo, puedo hacerle un mohicano de los mas ochentas, hasta una champa hermosa estilo new wave, no me gusta la cera porque es toda pegajosa se parece a un ex, y la laca, bueno depende, pero tengo unos cepillos bakanozos que elevan todo hasta el cielo, yo me tengo que echar bálsamo solo en las puntas del pelo, estas mechas largas para que queden lisas y el resto nada de nada, para que se enrede y se forme esta histeria exquisita del pelo y el baile y el miedo, porque le tengo miedo a muchas cosas, a los perros, a la gente, a las micros, a los militares, a los ciber café, a los ex, a las histerias colectivas, a los neo nazis, a los norteamericanos, a las vendedoras de mall (te puedo ayudar en algo? miedo..), y podría seguir, también soy bueno inventando cosas, siempre puedo mentir en cosas increíbles puedo inventar lo que quiera, sino pregúntele a mis amigos, ah y también soy bueno subiendo fotos al fotolog, y escribo un poco, y me gusta mirar a los caracoles desaparecer en el infinito, y la lluvia, y me gusta el mar sin gente, y me gusta Las Horas esa película, la he visto como 27 veces sabe, también me gusta la derrota, eso de sentirse fracasado, adoro la tristeza, esa tristeza extrema, de no poder mover ni los brazos porque la pena es tan larga y tan grande que me duele entero y me muevo, y me pierdo, y me extingo entre tanto niño, porque también soy bueno para los romances infelices, adoro esos niños que me aseguran sufrimiento, esos niños malos, malos, que lo único que saben en la vida es hacerte sufrir y jalarse el cielo, porque hay cada hombrecito disfrazado de bailarín disco, también adoro las traiciones poéticas, las barricadas de fuego y amor de los niños rebeldes, adoro los libros de Malu Urriola, me gusta todo lo que no sea todo, pero despacito, y soy bueno escribiendo poemas de amor, quiere un ejemplo...

Señor Editor: ...OK...no gracias... estamos ok.

martes, marzo 07, 2006

Mi Tragedia Personal






u_______u

estoy cansado.

me llaman por telefono
y les cuento las verdades extremas

Panico esta en Chile, soy feliz.

domingo, marzo 05, 2006

Todas las flores de mi corazon para Gladys


Todas las flores de mi corazón para Gladys

No recuerdo bien como, se que tenia el pelo mas largo y una revuelta incendiaria en el centro de mis labios, cuando todo rabioso y casi sin argumentos, defendía sus causas, y levantaba banderitas escolares, leyendo Rayuela y haciendo de su voz la canción para mis tardes en que soñaba llenar de molotov el cielo y escribir con rallas de anarquías románticas las murallas sin gracia de todo lo que nos fascinaba odiar porque era injusto, y lo injusto era la poesia reivindicatoria de esos años, para vernos mas niños terribles llenos de discursos romanticos, y ame a Cuba entera, y cante a Víctor, y compraba el siglo en mis tardes escolares para que mi profesora fascista de historia me odiara con mis maravillosos argumentos de la desigualdad, el poder, y la violencia. Y me sabía todas las causas y las luchas, y celebre las querellas y cada una de las justas prisiones simbólicas de los criminales envejecidos por la derrota. Aprendí tanto de sus rabias, sus sonrisas, era un fans adolescente de su amor enrarecido, de sus creencias simbólicas, de sus marchas en que la seguíamos como si fuera su recuerdo el que nos duele ahora por todo el cuerpo / país. Y no entendíamos como se iba tan pronto, era una trágica tarde sin sol, en que miles de flores y banderitas la despedían, yo fui los tres dias, con amigos, novios, mis hermanas, fui a despedirla despacito, como no queriendo saber la noticia, y veía como miles de gritos y canciones en su nombre iban formando la corona de su muerte como el ultimo gesto de amor; como la memoria irresistible, como querer llevar su bandera de Gladys, como la primera mujer que nos enseño a ser rebeldes en este país, como el recuerdo de las desapariciones, las minorías, las distintas fronteras que tu abrazaste generosamente en tus años de lucha. Por eso recuerdo su funeral hace un año, como un festival de fronteras y diversidades cruzadas, enamoradas, rozándose unas a otras las banderitas rojas con los arco iris, con las furias indígenas, con las letras obreras, con los niños de amaranto, y el venceremos, y nos dolía tanto perderla. Yo recordaba la primera vez que me atreví a hablarle, llevaba mi librito Relamido bajo el brazo, Lemebel presentaba su libro biográfico, y yo tímido le regale mi librito que imagino olvidado en algun rincon de su bibloteca y ella generosa estampo sus letras como dedicatoria, hubo una fotografía, y alguna otra vez la vi sonreír en la casa de Pedro, yo sin poder alcanzar a penas, el mito revolucionario, de la Gladys de las protestas y de mis historia de revolución pendeja, con el amor tierno de su mirada cómplice. Por eso fue lindo, que después de un año, ver como todavía duele su recuerdo, porque este país te debe tanto, y te extraña tanto, y le duele tanto no poder verte de protagonista en las marchas por todas las causas posibles que tu nos enseñaste a querer y a defender, por eso te debemos una vida entera Gladys, y ayer ver un memorial con tu nombre como el pequeño homenaje de su pueblo, y escuchar la hermosa carta de Pedro, con su voz entrecortada, y ver miles de rostros cómplices, de gente que le dice compañera y que la espera cariñosa en la imagineria de no entender su ausencia. Por eso también, hoy quize acompañar esa causa, y volver a ver su nombre en banderas, y miles de claveles rojos en su memoria, una flor para Gladys, y muchas flores le debemos, quizás una primavera entera, por la rebeldía de su corazón generoso. Dos claveles rojos, apenas le deje, en medio de los otros miles de claveles rojos, fue mi forma de decir gracias, por la eterna revolución de su nombre. Y ahora, que veo incendiarse el Diego Portales (esa moneda de la Dictadura), donde todavía deben quedar algunas farsas militares haciendo un gobierno inventado, pienso en su muerte, como esa imagen apocalíptica, del Diego Portales en llamas, como si todo esto fuera el final de su hermosa novela revolucionaria... (“la ciudad se derrumba y yo cantando, la gente que me odia y que me quiere”)

sábado, marzo 04, 2006

El Baile de los Niños






Lanzamiento de mi Libro.
El Baile de los Niños. El Temple. ediciones.

09 de diciembre. 2005

Cine ARte AlaMeda.

Presetacion de Raul Zurita Y Malu Urriola.

miércoles, marzo 01, 2006

Brokeback Mountain


Brokeback Mountain
Lo masculino como forma de amor



La mayoría de los círculos de homosexualidades exportados por el libre consumo norteamericano, exhibe el deseo “village people”, de las pornografía sexualizada a partir de masculinidades extremas, hombres bronceados, en su mayoría miembros de un ejercito orgiástico, marineros afilados en sus camisas blancas quitadas a tirones por algún policía negro manoseándose todo la historia de un porno que durante años alimento la imaginería de la homosexualidad sudamericana, que veía, - y veíamos-, el virtuosismo de semen, mas acabada, penetración y quejido en ingles. Después vendría las caritas adolescente de Europa, y las creaciones flácidas y lateras de estos países fríos. Cuando fui espectador de Brokeback Mountain, algo de eso esperaba, algo de ese quejido, algo de esos cuerpos que como canon de belleza neoliberal se imponen desde los grupos que han maqueteado y falsificado todos los limites del deseo, de la banderita arco iris, de la caída sensual del pantalón bordeando los Calvin Klein, y todo ese discurso televisivo, de las salidas de closet, del gays de barrio alto, del perrito, del bellas artes, etc y etc.

Fui espectador de esta película de Ang Lee, desde ese lugar, desde ese mito, y ya iba con cierta distancia al observar según yo, la desaforada relación amorosa de dos cowboy entrelazados en un espasmo de orgasmos lacteados desde las montañas, imaginaba escenas de recuerdos pornos, entre botas rudas, caballos, y miradas afeitadas con rabia, pero fue otra cosa la que observe desde el cine, con un público que en su mayoría, formaban una disco gays, donde las parejas y amigos, se reían, gritaban, chillaban, se frotaban entre ellos, en ese Bokara and Fausto de los chillidos alegóricos que permitían el candestinaje oscuro del cine. Yo no iba con novio, ni con amigos de tribus histéricas del gays power, iba con mi mejor amiga, comía helado de fresa mas chocolate, y se me iba chorreando despacito mientras trataba de leer los diálogos casi vacíos de los vaqueritos sexones. Yo estaba absolutamente convencido que no me podía gustar esta nueva banderita de lucha desgastada y latera que mis pares de deseo estaban utilizando como gesto de reivindicación, para mostrarse, masturbarse y exhibirse desde el ridículo deseo impuesto por poderes fálicos que ellos aceptan, y gozan sin entender que es parte de la negociación del deseo, de la transacciones del corazón por la diferencia, entrar a estos círculos, de comer cabritas esperando el frote gays en pantalla gigante, o verse y reírse de canciones homofóbicas en sus discos luminosas, aceptando como la televisión caricaturiza, sus dolores, su amor, su forma frágil y triste de amar clandestinamente en los cerros olvidados del país. Porque algo de Brokeback Mountain, hay en el cerro Santa Lucia, en el cerro San Cristóbal, en las esquinas oscuritas detrás de un disco secreta, o encima de algún auto perdido de una carretera sin luces, lejos de la farsa glamorosa, afeminada, exuberante que el neoliberalismo dibuja de lo homosexual, como alguna vez satirizo con la plaga del Sida, durante los ochenta.

Con mi amiga Mariela, recién llegada de Barcelona, había, debo reconocer, cierta complicidad, al ver la película, sin querer los dos, nos mirábamos cómplices con las primeras miradas seductoras de los chicos de la montaña, y ella me comentaba que lentos eran los vaqueritos para domesticarse, porque entre los días y las ovejitas perdidas, todavía no consumaban su amor enrabiado en las cumbres de las montañas. Pero, todo esto, era otra historia, todo esto, era un prejuicio enervado frente a una película supuestamente de corte homosexual, que yo me negaba abanderizar por el arco iris del discurso facilista de lo gays como estética de consumo, alejado de todo esas formas y lenguajes, de todo los lugares comunes de ver a los chicos violentos amarse en la montaña, me encontré frente a imágenes sutiles, frágiles y masculinas al mismo tiempo, jugando con una dirección maravillosa de Ang Lee, que desde los prados perdidos de “Sensatez y sentimientos” no recordaba una historia de amor, que iba ardiendo desde la pantalla gigante del cine, a mi corazón de espectador inadaptado.

Recordé por momentos, The Hours esa película que entrelazaba a Virginia Woolf con su propia novela magistral Mrs. Dalloway, de esta mujer que en los años dorados de los cincuenta sentía una vida prestada e impuesta de dueña de casa, y madre, que en realidad no había elegido y amaba secretamente a su vecina y amiga, todo esto, a la vez sobre otro plano escritural, basado a su vez en la novela de Michael Cunningham, que interponía los 3 planos narrativos, en esta película, que es, la perfección fílmica, según mi criterio vedado por la subjetividad de la poesía, tres maravillosas actrices, asustadas, conmovidas, mas cerca de su propia muerte que de su propia vida, llena de fantasmas y miedos, y deseos, que rozaban la fragilidad de amar a un otro mujer, asustadas, infelices, las tres protagonistas de esta bella película de Stephen Daldry, trabajaban bajo unos diálogos hermosas, unas actuaciones magistrales, una fotografía delicada, y una música conmovedora, trabajan lo femenino desde todas sus formas, detalles de primerizos primer planos absolutamente femeninos, como flores por comprar, colores, olores, sabores, comidas, cocina, perfumes, vestidos, pelo, espejo, y cada detalle que nos hacia volver lo femenino sobre la imagen. Hago esta comparación nostálgica, porque al momento de ver la rudeza fílmica, y la fotografía desértica de las montañas, pude sentir que si en The Hours, el mundo femenino se representaba en sus imágenes, en Brokeback Mountain, el universo de la imagen, los dialogos, la forma de amar, era desde lo masculino, que maravillosamente según mi búsqueda como espectador, no alcanza los lugares homosexuales; el amor de los dos chicos era absolutamente masculino, mas masculino que cualquier otra historia de amor homosexual, y no porque ambos sean referentes machos de cowboy sino porque ambos, cargaban marcas de inseguridades, frente a un amor que surgía desde la necesidad, desde la inexperiencia de amarse sobre un otro cuerpo idéntico, sobre la homo erótica de un espejo, que los reflejaba perdidamente enamorados, pero también concientes del miedo, la perdida, y el abandono.

La historia de un amor imposible, de dos vaqueros que cada cierto tiempo, bajo la imposibilidad de amarse en publico, se amaban desesperadamente entre las montañas alejados de todos los contratos sociales, de todas las prohibiciones culturales y morales, que los hacia entrelazar sobre sus cuerpos la categoría desesperada de un amor clandestino, y es quizás ahí, donde la película me sorprendió, por la sutileza de este romance a escondidas, de estos amores forzadamente silenciados, sean del genero que sean. Los dos protagonistas bajp una seducción masculinizada, hermosamente masculinizada: hebillas de pantalones, botas, miradas perdidas y románticas, marcas del sin afeitar, abrazos, juegos, golpes, sangre, mordeduras, besos, hacían del film una especie de cadena de amor que se volvía indescifrable y desesperada, para los espectadores que veíamos como sus otros vidas seguras y heterosexuales eran un paralelo para ese romance infernal, de los vaqueros, que se amaban y se lloraban, desde el miedo a atreverse a vivir juntos, desafiando las fronteras de la discriminación brutal de esos años.

La película basada en unos cuentos de Annie Proulx, de dos chicos de los sesenta, que tiene un romance de verano, logra el clímax, cuando después de cuatro años se reencuentran, y se dan cuenta de la necesidad histérica de su amor, los besos con rabias, las rudezas de sus cuerpos, las miradas cómplices, las sonrisas perfectamente masculinizadas hacen que la película surge como una bella posibilidad de búsqueda en un amor, que a pesar de lo que yo creía, y a pesar de la indumentaria neoliberal, de los vaqueros como sex símbolo gays, surgen mas allá de esas formas, para mostrarse también débiles, también y muchas veces niños, al enfrentar su bella historia de amor. Ese amor imposible, del aceptarse, pero negarse por otras fuerzas externas, hace que por momentos, los diálogos, los cruces, de los chicos afligidos, con la voz entrecortada por el llanto, como rompiendo los desborde de que “los chicos no lloran”, menos estos machos espectaculares de caballos, y pescas, y whisky, y chicas, pero estos, dos chicos, si lo hacen, si lloran desde las montañas perdidas y si se aman, donde nadie los vea, donde nadie los encuentre frente al amor mas grande de sus vidas.

Por eso me gustaría entender este film, como un poema masculino de la imposibilidad de amor, sin adjetivos homofóbicos, aburridos, y ridículos, porque no quiero entender Brokeback Mountain, como la historia de “vaqueros gays” sino como la historia de amor de dos hombres que se deben amar desde el silencio idílico de esas montañas. Es por todo esto, que salí del cine, no sintiendo que era una gran película, pero si una gran historia de amor, por lo masculino de sus rabias, y no por la bandera de lo homosexual de las militancias aburridas. Entender esta película como una historia de amor, mas allá de los géneros, los territorios y las formas. Brokeback Mountain, le dije a mi amiga Mariela, antes de irnos, necesito tiempo, tiempo para pensarla, y tiempo para escribir algo. Brokeback Mountain, lo masculino como forma de amor.