Carta de Amor y Agradecimiento.-

A Pedro Lemebel.

(Komo ayer estuve de nuevo en su casa rearmando el mundo, los afectos y las violencias, recorde, esta carta, recorde que en alguna parte desde mi encierro, envie estas letras que ahora hago publicas en el blog, porque hay tanto cariño y admiracion que me faltarian paginas.)

** Querido Pedro Lemebel:

Soy Diego Ramírez, tu alumno del recordado taller de crónica en Balmaceda 1215 en ese ultimo año del milenio. Pedro, solo te escribo estas letras guachas, como un gesto de amor y de agradecimiento por lo que hiciste por mi, durante mi detención, no sabes lo emocionante que fue recibir tu apoyo en un momento tan difícil para mi, cuando me entere por mi madre que había hablado contigo por teléfono y cuando leí la generosa carta que le mandaste a la jueza, sentí que en ese gesto tan solidario y cómplice me entregabas un poco de poesía en medio de mi tragedia. Ya estoy de regreso, después de mi largo viaje, quizás mas recortado del pelo y del corazón, tratando de sobrevivir a esta otra cárcel del cuepo. Solo quiero que sepas que nunca olvidare este gesto tan lindo, fue mucha la gente que me apoyo, pero saber que gente, como Raúl Zurita o tu pluma rebelde y cariñosa fuera tan generosa conmigo, me hizo sentir muy bien. De verdad querido Pedro, muchas gracias por eso, tu no imaginas todo el cariño que te tengo y lo mucho que te respeto, no solo como el gran escritor que eres, generador de una nueva escritura en este triste país, sino además porque durante mis años pendejos tuve el placer de conocer al otro Pedro, ese que nos hizo ver la belleza en las imágenes de tus performances y la oralidad frágil y revolucionaria de tus crónicas. Yo, personalmente aprendí a ver el mundo de una manera diferente, nos enseñaste a mirar la ciudad desde ese lado del corazón donde algunos, solo algunos, se atreven a reconocerse. Nos amábamos en medio del patrocinio municipal de esos talleres, sonreíamos y escuchábamos admirados todo la belleza de tus noches, de tus historias, de tus recados poéticos, nos emborrachábamos tiernamente entre los primeros deseos. Yo recuerdo que tenia 16 años, y descubrir tus crónicas significo una revelación de la que todavía tengo bellas cicatrices en mi cuerpo, y estoy seguro que con los otros integrantes de ese taller, al que llamamos colectivamente y peligrosamente “Corrupción de Menores”, todos, por lo menos los que yo he vuelto a ver: un periodista, un bailarín de danza, un vendedor, una cineasta, muchos o casi todos, no olvidaremos nunca tu cariño y tus letras. Querido pedro, muchas gracias por todo, espero algún día, volver a verte, y poder agradecerte personalmente, quizás solo con un abrazo la inmensidad de mi gratitud hacia ti.

Una vez te escuche decir que tu no andabas repartiendo amor por todos lados, y que solo colocabas tu corazón en algunos lugares elegidos, y creeme que para mi, con tu gesto de solidaridad, me sentí parte de tu ternura rebelde. En la cárcel, compartí con presos políticos, personas increíbles, y déjame decirte que te aman con locura, leen tus crónicas en The Clinic y te sienten tan cerca de sus convicciones y de sus banderas de luchas tan chamuscadas y solas en estos tiempos de crisis, me gustaría tanto contarte de ellos y de los otros presos. Pedro, solo puedo decir que espero algún día poder volar en ese cielo rojo que nos prometiste en tus letras, para todos los niños que ya nacimos con las alitas rotas, para que al menos en tu escritura podamos soñar.



Inmensamente agradecido
Un besos grande
DIEGO RAMIREZ


**Carta Enviada en agradecimiento, desde la Ex Penitenciaria, a Pedro Lemebel, despues de recibiar una carta de él, y una declaracion judicial que envio a la jueza solidarizando con mi causa.